viernes, 1 de agosto de 2008

Caso Banco de Venezuela: brotan los complejos de inferioridad

Existen muchas maneras de manifestar los propios complejos de inferioridad. Esos que lamentablemente minan la psiquis del venezolano común y lo hacen ser el peor enemigo de si mismo.

Entre los seguidores del chavismo este problema se manifiesta de muchas maneras volcando principalmente el juicio a los demás y a las cosas, basados en la “comunión de ideas” o en el pensamiento y las palabras de su liderazgo principal y prácticamente el único. Pero allí hay esperanza y buenos síntomas, sobre todo entre personas nada famosas.

Entre los que practican el antichavismo convencido o el antichavismo “nariceado” las manifestaciones son aún peores pues además vuelcan una cantidad increíble de resentimiento, discriminación y agresión en sus palabras y acciones y suman además un menosprecio profundo por su país, por su gente, por sus cosas, por sus logros, por sus intentos de ser mejores todos juntos.

Ahora que el estado está buscando fortalecer su aparato financiero con la negociación con el grupo Santander (España) para adquirir el Banco de Venezuela, se vuelcan los blogueros viscerales, los opinólogos de radio, TV y prensa a predecir los peores desastres para ese banco y a, como siempre, apostar al fracaso de la institución, al fracaso del estado y por lo tanto al fracaso del país. Toda una suma de fracasos con la cual sueñan para justificar sus gloriosos momentos de golpe de estado, francotiradores, guarimbas y paros, pues están claros que no van a hacer el esfuerzo para erguirse como alternativa política usando los caminos legales y pacíficos: propuestas serias sin mentiras, discurso coherente sin manipulación, acercamiento a las necesidades de la gente, aceptación verdadera de las diferencias de opinión, etcétera. Eso es mucho pedirles. El camino de la conspiración, de la mentira y de las cortinas de humo es mucho más fácil. Por eso le llaman atajo.

Luego se les olvidará la paja que han hablado y escrito del Banco de Venezuela cuando siga funcionando sin ningún problema como pasa con la CANTV y con tantas otras empresas que ha tomado el estado. ¿Fallas?, ¿cuando no las ha habido en instituciones del estado?, lo que pasa es que el juego favorito de la oposición enfermiza es el de jurarse a si mismos que antes Venezuela era perfecta, antes de 1998 por supuesto, y ahora cualquier errorcito es una fiesta de primera plana para que la gente se siga amargando en una dictadura que no termina de dictar un carrizo (la gente que todavía a estas alturas les cree)

Este antichavismo irresponsable forma generaciones de ciudadanos sin moral, echándolos a marchar a favor de personas que han sido inhabilitadas por sus manejos dudosos de recursos públicos, es decir, a favor de malversadores pero gritando “No a la corrupción”. Ponen a sus seguidores a soportar candidatos impuestos a punta de encuestas o dedos que no son gratis pero claman por democracia y participación mirando para otro lado cuando el partido principal pro gobierno hace elecciones de candidatos con participación de toda su gente. Le colocan gorritas, franelas y otros materiales POP que ninguno es gratis diciendo “Yo estoy con RCTV” como si fuera chévere amar un canal que inundó la TV criolla de chabacanería, violencia, pornografía y mentiras. Una agencia internacional dice esta semana que entre “un 70% y 80% de la población rechazó la medida según algunos sondeos de opinión”. ¿Sondeos de opinión?, ¿Cuáles? Ningunos. Es sólo la herramienta que utilizan las agencias y los medios para justificar sus mentiras más gordas. Frase como “según una fuente”, “dijo un vocero…”, “se dice en la calle…”, “la opinión general es que…” Son figuras del imaginario mediático para lanzar lo que sea a la calle.

Con todo ese cruce de cables para poner a la gente como autómata a odiar todo lo rojo, rojito aunque eso signifique odiar a su propio país y por lo tanto odiarse a si mismo no es de extrañar que los complejos de inferioridad broten en estos tiempos más que nunca.

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