lunes, 6 de agosto de 2007

Discriminación

Resulta preocupante la división y el menosprecio por los demás, sembrados y aceptados sumisamente entre los nuestros.

En la cola del cine en el Unicentro El Marqués este domingo estaba una señora, morena, vestida informalmente, con su pareja, un joven de tez oscura criollito y su hija, ya profesional, morenita de pelo liso también, normalita pues, ningún rasgo que se pueda decir ario pues.

La hija comenzó lanzándose la perla de que prefería a Cinex que a Cines Unidos porque estos últimos eran “chavistas”. Primera noticia de eso me dije yo, que en todos estos años he preferido siempre a Cines Unidos pero por una decena de razones totalmente distintas a la política. Luego cayeron en el tema de Ávila Mágica comentando sobre la cantidad de “marginales” que ahora, luego de haber sido tomada por el estado, iban a subir para allá y como iban a vender “guarapita” en los puestos y llenar las caminerías de “buhoneros marginales”. Toda una declaración de desprecio recalcitrante de la peor especie por la gente humilde, dicho en voz alta en medio de una cola pública y por personas comunes y corrientes, no por archi millonarios de la más alta alcurnia, haciendo referencia además a algo que aún no ha ocurrido expresando repugnancia por otras personas sólo por su tendencia política.

Este tipo de persona difícilmente asume su responsabilidad como enfermos sociales. La reacción común ante cualquier reclamo es, o bien de violencia verbal y física, o bien de evasión a la realidad (disociación) echándole la culpa de todo a cualquier cosa menos a si mismos. Estas son las personas que se creen ciegamente la mentira del “cierre” de RCTV, lo de las cadenas por cable y el “coco” de la reforma constitucional, nuevo fantasma asustón creado por los publicistas de la oposición.

Por otra parte en la UCV, con la justificación de una labor social que deben hacer los estudiantes de Administración (es el ejemplo que conozco de primera mano), se llega a unos extremos de inflexibilidad que tampoco son lógicos y que rayan entonces en la discriminación en contra de las personas con más estudios, o con mayor capacidad económica.

Una estudiante, ya con sólo una materia por pasar para graduarse, por razones documentadas de trabajo, se ausentó una semana del país y justo esa semana se dictó la inducción para la labor social, a su regreso le dijeron que la inducción no se repetía hasta el próximo semestre por lo cual no podía hacer su labor social y debía volver nuevamente el siguiente período, es decir, esta estudiante estaría obligada a estar un semestre más en la universidad solamente por cumplir una labor social, a la cual no se niega, pero que suena más lógico realizarla de una vez en este su último semestre y junto con la última materia que ya está por pasar.

Esta es una penalización absurda para la cual no hubo otra respuesta que no fuera “no puedo hacer nada por ti” con una inflexibilidad que atenta en verdad contra la loable intención de una labor social hecha con el corazón pero en donde también se debe considerar la humanidad y la necesidad de los estudiantes deseosos de ser profesionales y productivos para el país.

La revolución no puede ser la excusa para pisar a otros, ni por pensar distinto ni por tener mejores recursos. La revolución debe vivir por un esquema de inclusión de todos, aprovechando las fortalezas de cada quien en sus distintas áreas y nivel social en pro de un proyecto común de país.

Ya la derecha extrema, guía fundamental de los grupos de oposición, ha demostrado su capacidad discriminatoria, su asco por la gente humilde, por la diversidad cultural y por el empoderamiento de la gente común, elementos todos que se repetirían si ninguna duda con mayor fuerza en este país si se sucediese en este momento un cambio violento de gobierno. Así que es válida la reflexión para que se entienda que la construcción de un nuevo ser humano, un nuevo ciudadano, pasar por la aceptación de las diferencias, la tolerancia, la flexibilidad y el deseo que debe sembrarse siempre de ser todos cada vez mejores y con igualdad de condiciones hacia arriba, con estudio, preparación, seriedad, esfuerzo, sacrificio y mucho trabajo.

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